30TEMA CENTRAL I MAIN TOPIC La sostenibilidad es hoy uno de los grandes motores de innovación en la industria del packaging. Legislación, consumidores y empresas caminan hacia soluciones que minimicen el impacto ambiental de los envases, impulsando conceptos como la reciclabilidad, el uso de materiales renovables o compostables y la reducción del desperdicio alimentario. Sin embargo, este camino no está exento de mitos y simplificaciones. Uno de los más frecuentes es pensar que la eliminación del plástico es siempre sinónimo de sostenibilidad. Desde AIMPLAS trabajamos con datos, ciencia e innovación tecnológica. Por eso, queremos poner en valor el papel que juegan los plásticos como materiales sostenibles, no solo por su ligereza y versatilidad, sino por su capacidad de proteger y conservar los alimentos. Además, los plásticos son clave como recubrimientos técnicos que permiten dotar de funcionalidad a otros materiales, como el papel o el cartón, haciéndolos aptos para aplicaciones exigentes en términos de barrera, procesabilidad o resistencia. El envase: más que una simple envoltura La función principal del envase es proteger el alimento que contiene. Y en este sentido, su contribución a la sostenibilidad va más allá de su reciclabilidad: un envase que evita el desperdicio de comida es un envase sostenible. Los alimentos requieren protección frente a gases como el oxígeno o el vapor de agua, que aceleran su deterioro. Para muchos productos, hablamos de tolerancias extremadamente bajas. Por ejemplo, el café instantáneo no debería estar expuesto a más de 1-5 ppm de oxígeno para garantizar su calidad. Materiales como el papel, aunque renovables y reciclables, no aportan de forma natural propiedades barrera suficientes para la mayoría de productos alimentarios. No son termosellables, no resisten la humedad o las grasas, y se degradan rápidamente si se utilizan sin protección adicional. Por ello, es imprescindible aplicar recubrimientos que mejoren su funcionalidad, aportando propiedades barrera, resistencia mecánica, termosellado o repelencia a líquidos y grasas, sin comprometer su reciclabilidad. Plásticos como recubrimiento funcional El uso de finas capas de polímeros, como el polietileno (PE), ha sido una solución ampliamente empleada para dotar al papel de propiedades barrera, resistencia mecánica y termosellabilidad, imprescindibles para garantizar la protección del alimento y la funcionalidad del envase. Gracias a estos recubrimientos, ha sido posible ampliar el uso del papel en aplicaciones donde, por sí solo, no cumpliría los requisitos técnicos exigidos. Sin embargo, estas estructuras con PE pueden dificultar el reciclado, lo que ha impulsado la búsqueda de alternativas más sostenibles. En AIMPLAS trabajamos en el desarrollo de recubrimientos poliméricos que, además de cumplir con la normativa de contacto alimentario, estén alineados con los principios de la economía circular. Entre ellos se encuentran formulaciones basadas en biopolímeros como PLA o PHA, así como recubrimientos funcionales a base de proteínas, polisacáridos o ceras naturales, diseñados para ser reciclables o compostables según la aplicación. El reto de los PFAs y la seguridad alimentaria Durante décadas, se han utilizado sustancias fluoradas (PFAs) para conferir propiedades de repelencia al agua y a las grasas en envases de papel, como los destinados a comida rápida, bolsas de palomitas o papeles para hornear. Aunque eficaces, estos compuestos son persistentes en el medio ambiente, pueden bioacumularse y se han relacionado con efectos adversos para la salud, lo que ha llevado a su restricción progresiva en múltiples regiones. Ante esta situación, el desarrollo de soluciones alternativas más seguras y sostenibles se ha convertido en una prioridad para la industria. En AIMPLAS trabajamos en recubrimientos funcionales libres de PFAs, formulados a partir de biopolímeros, que garantizan las propiedades barrera necesarias para el envase alimentario sin comprometer su reciclabilidad ni su impacto ambiental. Estas soluciones incluyen el uso de polímeros naturales como proteínas, polisacáridos y lípidos, que permiten avanzar hacia sistemas de envasado más seguros y alineados con los principios de la economía circular. ¿Papel o plástico? No es una cuestión de blanco o negro Existe una creciente presión social y comercial por sustituir el plástico por otros materiales. Esta tendencia ha sido impulsada por campañas de marketing que, aunque bienintencionadas, han generado una percepción errónea: que cualquier alternativa al plástico es automáticamente mejor para el planeta. La realidad es mucho más compleja. Según el estudio del instituto Denkstatt GmbH, si sustituyéramos Plástico y sostenibilidad en los envases: un aliado invisible en la economía circular Sarai Pradas, investigadora líder de Recubrimientos, Adhesivos y Converting en AIMPLAS
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